Sunday, November 21, 2010

El fin, parte uno.

Sí, lo sé, lo sé. No he escrito en tanto tiempo porque, francamente, me da meido. Muchísimo miedo. Nunca en mi vida he puesto algo de mis emociones en público; este blog no es solamente una crónica de mis aventuras en castellano. Es un paso largo para mi. Sin embargo, no es una excusa para mi ausencia. Además del miedo, tengo un poco de la flojera que está en todo Chile. También un parte de mi mente (especialmente al fin del día) no quiere funcionar en castellano. Por estas razones, no he escrito nada. He pensado en que quiero escribir, pero no he escrito. ¡Sin miedo, amigos míos, mi penúltimo post está aquí! Como normal, empezaré al comienzo (que, en esta instancia, era Octubre).

El octubre era un mes extraño para mi. No tenía ni un centavo de dinero que significó que no podía viajar a ni un lugar. Gracias a Dios, mi mamá chilena me dijo que ibamos a La Serena un fin de semana. Habría sido divertido: La Serena es una ciudad en la costa que tiene un mall grandísimo y que es tan linda. También, solamente fuimos mi mamá, la tía Carolina, la Maite, y yo. ¡Un fin de semana de las chicas! El fin de semana habría sido bueno, pero algo salió malo.

Durante todo el viaje desde Salamanca hasta La Serena, estaba callada. No hablé ni una palabra a nadie. Entonces, estaba en mi cabeza. Es un lugar horrible, especialmente en este tiempo. Sabes que, hasta este punto, no me permití pensar en lo mucho que le eché de menos a mi familia estadounidense. Cada vez que mi mente fue para allá, le dije "¡No! ¡Cállate!" y le forcé a pensar en algo diferente. Esta vez, no pude hacer lo mismo. Tuve tanto tiempo de silencio en que mi mente pudo pensar en todas las cosas de mi familia. Incluso si hubiera querido pensar en algo diferente, hubiera sido imposible porque el paisaje era muy parecido a el de Wyoming. Un cue visual muy fuerte. Bueno. Entonces, la noche de este viernes era tan difícil. A pesar de esto, me acuerdo pensando que mañana será mejor. Siempre es así. Psh. *hace la ola de la mano chilena*

El sábado era peor. Me desperté con unos de mis dolores de cabeza infamosos. No quise tomar algo con la esperanza que, con tiempo. se fuera. Ha. Fuimos al mall para caminar, buscar, y comer algo de comida fantástica. ¿Sí? No. No pude evitar el "funk" en que estaba. Ni los zapatos podía curar a mi mal genio. (Para mis amigos quien me conocen, saben que afuera de HK y Tool, los zapatos son los únicos amores de mi vida...) Fui tantas veces (creo cinco, por lo menos) al baño en el mall para llorar. Para. Llorar. ¡Casi nunca lloro, especialmente en un lugar público! Después, fuimos a un restaurante chino (con comida buena) y una tienda del hogar (casi como Lowes o algo así). Todo el tiempo, estaba tan triste y me hacía más enojada. Cuando llegamos a casa, mi mamá y la Carolina quisieron limpiar la acera afuera de la casa. Ayudé, pero solamente para algunos minutos. Partí.

Normalmente, cuando no entiendo algo, río con los demás y pregunto lo que significa. Esta vez, no. Grité en inglés, "That´s it! I´m fucking done with this shit!" y fui a mi pieza. Me eché en mi cama y empecé a llorar (otra vez). Cubrí mi cara con una almohada y intenté a llorar con menos fuerza para dos razones: 1) no quise que alguien me escuchó y 2) porque, a este punto, mi dolor de cabeza era tan fuerte.

Después de un rato, oí a alguien que entró a mi pieza, esperó para algunos segundos, y salió. Creo que era mi hermanita Maite (los pasos sonaron como los de un niño), pero no lo sé. Después de algunos minutos, oí a otros pasos. Alguien entró a mi pieza y esperó otra vez. ya, pue. ¡Sale! ¡Quiero llorar sin una audencia! A este tiempo, me he calmado, por fin. Con un respiro gigante, quité mi almohada para revelar a mi mamá. Para un segundo, tuvo una mirada casí enojada, pero se cambió inmediatamente.

"¿Qué te pasó?"

Empecé a llorar otra vez. Esta vez, era tan fuerte, como fuera una niña de cinco años. En un segundo, los brazos de mi mamá fueron alredador de mis hombros y repitió su preguntas tantas veces, cada vez con más urgéncia que la última. Solamente pude responder en inglés, que confundió más.

"I don´t know, I don´t know. Just gimme a second, I gotta breathe. I don´t know," repité tantas veces.

Después de algunos minutos, me tranquilicé y empezamos a hablar. Era tan difícil para mi porque, al mismo tiempo que estaba triste, no sabía como comunicar mis emociones. Normalmente, no lo hago. Blech. Por fin, expliqué que, para una razón u otra, le eché de menos a mi familia tanto. También, sentí sola. Completemente sola. Sí, tenía una familia y sí, tenía amigas, pero no era lo mismo como mi vida allá. Además de esto era la cosa del dinero. A este punto, el gobierno no nos ha pagado; mi mamá americana no me ha enviado dinero tampoco. Yo odio confiar en otras personas, especialmente para el dinero pero, a este tiempo, no tuve ni una opción. Esto me molestó muchísimo.
*Un sidenote - Mi hermanita acabó interrumpir esto con cuentos de la fiesta de anoche y de sus clases de educación física. Le amo. :)*
Mi mamá me dijo que pudiera usar cualquiera cantidad de dinero que quise/necesité; el dinero no era importante, solamente mi felicidad. *señala a Cara llorando otra vez* Después de esto, estaba mejor. Mucho, mucho mejor. Casi como normal. El resto del fin de semana era fantástica y divertimos mucho. :)

Esa era la primera vez que puedo recordar que he tenido una crisis como así. No me gusta permitir a mi familia verme llorando, sino alguien afuera de este círculo. Me da tanto miedo. También, es algo de las emociones, algo en que no tengo mucha experienca ni con que estoy tranquila. Sin embargo, lo hice y ahora, estoy más cerca con mi familia (especialmente con mi mamá chilena) y las amigas que tengo aquí.

Las semanas después de mi crisis han pasado casi sin conflicto. Sí, hay las cosas diaras que me disfrutaron o me molestaron, pero es la vida. La semana pasada era llena de despedidas para mí. No puedo creerlo, pero hoydía es mi último día en Salamanca. Mi último día en Salamanca. ¡¿A dónde se fueron mis cuatro meses?! Me parece que el tiempo pasó con rapidez, sin me dio cuenta. Durante esos cuatro meses, mi familia chilena se convertió a mi familia, mis amigas a mis amigas, y mis estudiantes como una parte grande de mi corazón. No quiero decir "adiós" y, francamente, no creo que pueda.

¡Ya! Esto es suficiente. No puedo ver a mi monitor por las lágrimas y esto me indica que tengo que irme. La próxima semana, cuando estoy en los EEUU, escribiré una vez más, para terminar esa aventura.

¡Hasta luego y te amo MUCHO!
Cb.

P.S. Lo siento. Intenté a escribir más de mis emociones y mis experiencias nuevas, pero no pude. Es tan difícil escribir--pensar en algo tan triste cuando tengo que irme mañana. La próxima semana, es posible que escribiré más de estes temas, pero no lo sé. Si quiere saber más, mándame un mensaje en correo o fbook y responderé, te prometo. :)

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